¿Qué es lo que sabemos?

Cualquiera que sea el tema o concepto a debatir, lo que conocemos es solo una pequeña parte de lo que puede significar. Cada persona le asigna un significado diferente a cada cosa; a pesar de que hay conceptualizaciones colectivas, cada percepción, interpretación o experiencia es totalmente diferente; sin embargo, al vivir en sociedad o comunidad, estamos sometidos a compartir ideologías, culturas, tradiciones y sobre todo, patrones de comportamiento.

De acuerdo a la sociología, los significados y referentes que tenemos como sociedad están basados en una experiencia que permanece en la memoria confrontando lo que conocemos y lo que estamos conociendo; y al relacionarlo con el diseño, estamos generando comparaciones no solo del usuario que lo está experimentando, sino de lo que vivió la persona que lo creó, lo modificó o lo diseñó. Es por esta razón, que al diseñar, es necesario pensar en un grupo de personas a pesar de que cada una de ellas tenga percepciones o interpretaciones diferentes, comparten una serie de características y actividades similares.

Álvaro Forero, diseñador industrial de la Universidad Jorge Tadeo Lozano, dice que “Quien diseña para otros, reconoce en sus expresiones y características una manifestación consciente de su individualidad” lo que significa que, está difundiendo y compartiendo sus interpretaciones a partir de un producto o servicio para un grupo de personas que comparten intereses o gustos comunes, pero que a su vez tienen experiencias total y absolutamente diferentes.

Lo anterior nos lleva a afirmar que todo va cambiando, cada idea o percepción de un tema, varía de acuerdo al contexto y la época en la que nos encontremos; sin embargo, una percepción nunca será totalmente correcta o aceptable; la sociedad en la que vivimos nos permite aceptar o rechazar un concepto. Pero al hablar desde lo individual o desde el “yo” nos damos el derecho de opinar, objetar, juzgar o incluso eliminar posturas frente a diversos temas que a pesar de que no queramos, comunicarlos o difundirlos puede llegar a ser casi imposible.

Un ejemplo claro es la noción del binarismo de género; es decir masculino y femenino. La concepción de hombre y mujer y sus comportamientos. Actualmente hay una gran cantidad de posturas sobre la construcción de identidad y corporal generando discusiones sociales que sitúan al “otro” en un espacio incomprensible teniendo en cuenta los códigos establecidos por los grupos sociales en los que nos relacionamos. Estas prácticas conocidas como exclusión o discriminación, permiten preguntar: ¿Cómo veo al otro? ¿Con qué lo relaciono? ¿Cuál es mi definición en relación a los otros? De aquí partimos al hecho de que lo que pensamos de forma individual sigue estando influenciado por lo que nos enseñaron cuando éramos niños.

Al hablar de género, Butler dice que para la sociedad “el género es una característica secundaria de las personas” (Butler, 2007, pág 57) y que “ el sujeto es siempre masculino, pero se distingue del femenino que está fuera de las reglas.” (Butler, 2007, Pág 57) Esto es evidente cuando analizamos la manera en la que hablamos; es decir, la gran mayoría de objetos o palabras están atribuidas a un género y se vuelve casi imposible pensar en una corporeidad sin género o con más de un género. Socialmente, estamos programados para pensar en masculino y femenino y cuando nos damos cuenta de que existen más identidades, llega una búsqueda interior basada en la liberación de la mente y el cuerpo como instrumento de expresión y comunicación.

No se puede negar que al día de hoy socialmente se han aceptado diferentes percepciones e interpretaciones de género; sin embargo seguimos en la busqueda del respeto y la no discriminación de genero o identidad sexual, nos mantenemos en una transformación de ideologías y tradiciones. Es un tema controversial, de discusión y conversación, es un tema del que se tiene que aprender y entender para no juzgar, o rechazar.

Butler Judith, El género en disputa, pág 49, editorial Paidos studio, 2007

Álvaro Forero, En tus Zapatos, Cap 2, tesis de grado.

Por: Alejandra Virgües